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domingo, 29 de abril de 2012

Isabel Allende: Afrodita. Cuentos, recetas y otros afrodisíacos


Seguro que entre los amantes de la literatura hay muchísimos aficionados a la cocina. Literatura y gastronomía van muchas veces a la par. Al placer de la lectura se le suma el gusto por disfrutar anticipadamente de lo que puede llegar a ser un buen plato, una vez que la receta pasa de lo literario a los fogones. Y cuando el plato está en la mesa, después de dedicar un agradable rato a cocinarlo, resulta inevitable degustarlo evocando el libro donde lo descubrimos o el autor que nos lo descubrió. Manuel Vázquez Montalbán o Laura Esquivel, por ejemplo, son dos escritores que para mí estarán siempre vinculados a la cocina.
Hace años que la escritora chilena Isabel Allende publicó Afrodita. Cuentos recetas y otros afrodisíacos, todo un regalo para los sentidos. Un texto inteligente, lleno de ironía y buen humor sobre la comida y el erotismo que es un verdadero regalo, pues es sumamente ameno y entretenido. El libro contiene muchísimas ilustraciones en color de Robert Shekter y reproducciones de pinturas que alegran unos textos que ya de por sí son muy divertidos.
La primera parte de la obra es un verdadero tratado sobre los alimentos, bebidas y especias en relación con el erotismo y la sensualidad. La segunda contiene las recetas afrodisíacas clasificadas, con los ingredientes bien detallados y unas indicaciones claras. Prácticamente todas las recetas pueden prepararse sin problemas, pues no se trata de ingredientes difíciles de hallar - o en todo caso son fácilmente sustituibles por otros parecidos-, ni de procedimientos culinarios complicados. Todo es muy sencillo. Como dice Isabel Allende en la Introducción:
“La finalidad de los afrodisíacos es incitar al amor carnal, pero si perdemos tiempo y energía elaborándolos, mal podremos gozar de sus efectos; por eso no incluimos aquí recetas de largo aliento, salvo en algunos casos forzosos, como nuestros guisos orgiásticos. También hemos ignorado a conciencia las recetas truculentas. Si alguien debe pasar el día confeccionando un guiso de lenguas de canario, no veo cómo podrá dedicarse a juegos eróticos más tarde. La ocurrencia de gastar sus ahorros en una docena de esos frágiles pajarillos, para luego arrancarles las lenguas sin piedad, mataría mi libido para siempre.”
A lo largo de tan útil y divertida lectura, la autora nos da un consejo clave: el mejor afrodisíaco es el amor. La cualidad afrodisíaca de los alimentos depende siempre de que los comamos en compañía de la persona adecuada. Y es que a pesar de que algunos tienen base científica, la mayoría actúan impulsados por la imaginación.
Cuentos, anécdotas, comentarios personales, poemas, recetas en verso como la famosa "Oda al caldillo de congrio" de Pablo Neruda constituyen un inmenso caudal literario que enriquece tan personal reflexión sobre el erotismo y la comida. Entre las múltiples anécdotas de la primera parte quiero destacar el afrodisíaco desayuno que tomaba la emperatriz Catalina de Rusia: una omelette de caviar. Según la autora de Afrodita, se preparaba así:
“Para dos personas enamoradas se requieren cinco huevos recién puestos por una gallina virgen, media taza de caviar beluga, si es posible traído del mar Báltico, cuatro lonjas finas, pero suculentas, de salmón ahumado de Noruega, mantequilla fresca de campo, cebollines picados, sal, pimienta, dos cucharaditas de crema ácida y, por supuesto, pan tostado. Con delicadeza se quiebran los huevos en un recipiente de porcelana fina –por elegancia y ninguna otra razón- y se baten ligeramente con sal y pimienta. Se calienta la mantequilla en la sartén sagrada de todo buen cocinero y apenas comienza a tomar un colorcillo de piel caribeña, se vierten los huevos. Cuando la omelette está medio cocida por debajo, se desprende con infinita suavidad, susurrándole para convencerla, porque si se violenta pierde su encantadora disposición; se colocan dentro los cebollines y el salmón y se dobla por la mitad, como quien cierra un libro. Para soltarla del todo, los expertos mueven la sartén con un vaivén sincopado de buen bailarín y luego, de un brusco golpe de muñeca, la lanzan por los aires y la recogen volteada, así se dora bien por ambos lados, pero cada vez que lo he intentado me cae en la cabeza. Esas piruetas son puro exhibicionismo, al hacer una omelette, como al hacer el amor, cuenta más el cariño que la técnica. Sírvala en los platos más bellos que consiga, previamente calentados al horno. Coloque encima el caviar y al lado el pan crujiente recién tostado y la crema agria. Después de una noche de amor, éste es el desayuno indicado para seguir amándose sin tregua el resto del día.”
Es un libro para disfrutar, para tenerlo en la cocina, pero también para leerlo en cualquier momento. Puede leerse de un tirón, pero también sin un orden concreto, en función de lo que apetezca en cada caso. Es además una obra literaria que puede ser un bonito regalo. En resumen, muy recomendable.

martes, 24 de abril de 2012

Carme Riera en la Real Academia Española

La semana pasada fue noticia el ingreso de Carme Riera (Palma de Mallorca 1948) en la Real Academia Española. La verdad es que este hecho me llenó de satisfacción y alegría, por tanto, le mando desde aquí mí más sincera y cariñosa felicitación.
Es una de las mejores novelistas contemporáneas en lengua catalana y como catedrática de Literatura Castellana  ha desarrollado una importante tarea investigadora y divulgativa en torno a la Escuela de Barcelona, a la que pertenecen poetas como Jaime Gil de Biedma y José Agustín Goytisolo.
He ido leyendo la obra de Carme Riera desde 1975, año en que publicó su primera obra Te deix, amor, la mar com a penyora. Me encantó y me cautivó para siempre. Hay que decir de esta escritora que es maestra en el dominio de los registros lingüísticos. Creo que si hay algo que la caracteriza de una forma especial, independientemente de los temas tratados en su narrativa, es saber adaptar y cambiar de registro en función del plan de cada obra. Sus narraciones me parecen obras de una gran riqueza lingüística y textual, aparte del interés que siempre tienen para mí los temas tratados.
Cuando El País dio la noticia de su ingreso en la Real Academia, publicó un enlace con su currículum. No puedo resistir la tentación de incluirlo en esta entrada, pues no se trata solo de una simple relación de méritos, sino que es también una importante fuente de información de toda la labor realizada por la escritora en el ámbito de la creación literaria y en su profesión como catedrática universitaria, investigadora y conferenciante que puede ser de interés para cualquier amante de la literatura.
Personalmente, de entre todas las novelas de Carme Riera destacaría dos por encima de todas: Dins el darrer blau -en castellano En el último azul- y Cap al cel obertHacia el cielo y más allá, en la traducción castellana. Dins el darrer blau fue galardonada con el Premi Josep Pla de 1994 y con el Premio Nacional de Literatura. En esta novela Carme Riera trata el tema de la situación de rechazo y marginación vivida por los judíos mallorquines en el siglo XVII. Se conjugan admirablemente el panorama histórico y social y las vidas de los protagonistas. En Cap al cel obert (2000) la novelista retoma el mismo asunto desde una nueva perspectiva: una familia de “xuetes” mallorquines, los Fortesa, emigran a Cuba durante la segunda mitad del siglo XIX y en el contexto histórico de los inicios del independentismo cubano llegan a hacerse con una gran fortuna, pasando de víctimas a grandes señores propietarios de tierras y esclavos. En mi opinión, son las mejores novelas de Carme Riera, especialmente Dins el darrer blau.
Os animo a leer cualquiera de las obras de Carme Riera. En todas se encuentra algo bello e interesante. En cuanto al lenguaje, lo mejor es leerla en catalán, en su lengua y en su estilo más personal, pero quienes no dominen el catalán y deseen conocer algo de su obra pueden consultar su currículum y encontrarán la relación de obras en lenguas castellana y las traducciones a otras lenguas.

sábado, 14 de abril de 2012

Fernando Pessoa: "Sá-Carneiro" (una elegía)

Tarde de lluvia. No sé por qué hoy me ha venido a la memoria un poema de Fernando Pessoa él mismo en que llora la muerte de su amigo del alma, el poeta Mario de Sá-Carneiro.
Pessoa y Sá-Carneiro fundaron la revista Orpheu, destinada a divulgar la joven literatura portuguesa. El primer número apareció en marzo de 1915 y por lo visto fue motivo de escándalo debido a su humor corrosivo, a la ironía y la vivacidad que la impregnaban. Se trataba de una publicación de corte vanguardista con elementos modernistas que se convirtió en un hito de la literatura portuguesa contemporánea. En el número 2, financiado por el padre de Sá-Carneiro, aparecieron los poemas sensacionistas “Oda Marítima”, del heterónimo Álvaro de Campos y “Lluvia Oblicua” de Pessoa él mismo. El tercer número no llegó a publicarse debido a problemas de financiación. Sá-Carneiro escapó a París, donde había residido anteriormente.
El 26 de abril de 1916 Mario de Sá-Carneiro, a los veinticinco años de edad, se quita la vida en su hotel de París debido a una profunda crisis. Para Pessoa fue un golpe terrible y brutal, perdió a su único y verdadero amigo, estímulo y apoyo en muchas ocasiones difíciles para él. Lo cierto es que la relación entre Pessoa y Sá-Carneiro era la de dos grandes amigos, pero también la de dos personalidades marcadas por conflictos psicológicos que coincidían en sus tendencias autodestructivas.

 Pero vamos al poema “Sá-Carneiro”. Siempre que lo he leído me ha impresionado profundamente por la expresión contenida del tremendo dolor de perder al amigo más querido, al alma gemela con quien se comparten las convicciones que gobiernan el ser esencial.  
SÁ-CARNEIRO
Nunca supuse que esto que llaman muerte
tuviese alguna especie de sentido…
Cada uno de nosotros, aquí aparecido,
donde manda la ley oportuna y la falsa suerte,

Tiene sólo una demora de paso
entre un tren y otro, encrucijada
llamada el mundo, o la vida, o el momento;
mas, sea como fuere, sigue viaje.

Pasé, aunque en un tren expreso
fueses, delante de aquél en que voy;
en la terminal de todo, en el fin allá estoy
en esa ida que al final es un regreso.

Hoy, falto de ti, soy dos a solas.
Hay almas pares, las que conocieron
dónde los seres son almas.

¡Cómo éramos sólo uno, hablando! Nosotros
éramos como un diálogo en un alma.
No sé si duermes […] calma,
sé que, falto de ti, estoy uno a solas.

Es como si esperase eternamente
tu vida cierta y concertada
ahí abajo, en el Café Arcada-
casi en el extremo de este continente.

Alli donde escribiste aquellos versos
del trapecio, nos dolió […]
todo aquello que dices en Orpheu.

Ah, mi mayor amigo, nunca más
en el paisaje sepulto de esta vida
encontraré un alma tan querida
de las cosas que en mi ser son las reales.
[…]
No más, no más, y desde que saliste
de esta prisión cerrada que es el mundo,
mi corazón está inerte e infecundo
y lo que soy es un sueño que está triste.

Porque hay en nosotros, por más que consigamos
ser nosotros mismos a solas sin nostalgias,
un deseo de tener compañía-                 
el amigo como ése que hablando amamos.


Una añoranza profunda, tocada levemente por la creencia en una vida del alma aparte del cuerpo y la consideración del alma como el elemento superior del ser humano, que se expresa en unos términos que me llevan a recordar algunos versos de fray Luis de León, para quien, muy influido por los pitagóricos y el platonismo, el mundo es “morada oscura” y el cuerpo es “cárcel”, en oposición a la esfera superior de donde proceden las almas. Y finalmente, la expresión del anhelo tan humano de sentirse acompañado.

viernes, 6 de abril de 2012

Mario Vargas Llosa: Historia secreta de una novela


Historia secreta de una novela es un texto muy breve. Se trata de una conferencia que, como dice el autor a modo de preámbulo, fue escrita “en un rudimentario inglés que mi amigo Robert B. Knox mejoró, [y] fue leída en Washington State University (Pullman, Washington), el 11 de diciembre de 1968.” La editorial Tusquets publicó la edición en lengua española en 1971, en la colección Cuadernos Marginales, de pequeño formato. Este libro tiene la particularidad de que fue impreso con tinta verde, cosa que no ocurre en las ediciones actuales de esta obra.
Y es que Vargas Llosa nos explica en Historia secreta de una novela el proceso de creación de La casa verde (1966), una de sus más célebres novelas. Por eso, el texto impreso en verde resulta tan significativo y grato. Con su personalísimo estilo, se remonta a su infancia, a 1945, año en que su familia llegó a Piura (Perú) cuando la casa verde que allá se levantaba, en un lugar alejado de la población, constituía un misterio para el niño de nueve años y sus amigos:
“… la silueta de una casa erigida en las afueras de Piura, en la otra orilla del río, en pleno desierto, y que podía ser vista desde el Viejo Puente, solitaria entre los médanos de arena. La casa ejercía una atracción fascinante sobre mis compañeros y sobre mí. Era una construcción rústica, una choza más que una casa, y había sido enteramente pintada de verde. Todo era extraño en ella: el hecho de estar tan apartada de la ciudad, su inesperado color. […] Tal vez fueron su soledad y su piel húmeda lo que primero despertó la curiosidad de mis amigos y la mía en torno de ella. Pero cosas más inquietantes vinieron pronto a avivar esta curiosidad. Había algo maligno y enigmático, un relente diabólico alrededor de esta vivienda a la que habíamos bautizado “la casa verde”. Nos habían prohibido acercarnos a ella.”
La experiencia personal es el fondo del que surge poco a poco la novela. Las impresiones recibidas por el niño Mario Vargas Llosa durante el año que vivió en Piura y su regreso en 1952 para vivir allá otro año son el germen del interés por el asunto de la casa verde. Años más tarde, acabados sus estudios universitarios y a punto de salir hacia Madrid con una beca, tuvo la fortuna de participar en una expedición para unas investigaciones antropológicas en las tribus de la Amazonía. Ese viaje a la región del Alto Marañón resultó decisivo. De todo cuanto vio y conoció surgieron después el argumento, personajes y temas de La casa verde, una de las novelas más representativas de la nueva narrativa hispanoamericana y una obra clave en la producción literaria de Vargas Llosa.
Todo ello contado de forma amena, simpática, con los comentarios sobre el oficio de escribir a que nos tiene acostumbrados Mario Vargas Llosa. Con humor e ironía relata sus esfuerzos y angustias ante la escritura:
“…la inspiración no existía. Era algo que, tal vez, guiaba las manos de escultores y pintores y dictaba imágenes y notas a los oídos de poetas y músicos, pero al novelista no lo visitaba jamás: era el desairado de las musas y estaba condenado a sustituir esa negada colaboración con terquedad, trabajo y paciencia. No me quedaba otra alternativa: si la inspiración existía para los novelistas, nunca sería uno de ellos. Sobre mí no caía jamás esa fuerza divina: a mí cada sílaba escrita me costaba un esfuerzo brutal. Sartre, a quien leía por esos años con agresivo fervor (Luis Loayza se burlaba: “el sartrecillo valiente”) fue una ayuda preciosa en ese momento: nadie nacía novelista, uno se hacía escritor, también en literatura un elegía lo que iba a ser.”
Hace muchos años que tenía este libro, pero andaba perdido inexplicablemente, nunca llegué a leerlo. Hace poco compré una edición actual, y como por arte de magia, no sé de qué olvidado rincón salió la edición antigua, así que regalé la nueva a una buena amiga. Hoy lo he leído y lo he disfrutado. Creo que puede gustar a quienes siguen la obra de Mario Vargas Llosa y deseen saber un poco más.

martes, 3 de abril de 2012

Poema del mes. Abril: Luis Cernuda

 Luis Cernuda es un poeta al que vuelvo repetidamente. Sus poemas de amor, apasionados y esenciales, dicen la verdad del amor. Invitan a la reflexión porque siempre hay unos versos que impactan, que llegan al corazón de una forma muy especial, pues nos hablan a cada uno. Cada lector puede hallar en sus poemas algo único e íntimo, y es que contienen, aparte del estilo y de la belleza de las imágenes, algo humano intemporal, independiente del sexo del amante y del lector.

Si el hombre pudiera decir pertenece al libro Los placeres prohibidos (1931), obra de influencia surrealista, que forma parte de ese amplio poemario que es La realidad y el deseo.

SI EL HOMBRE PUDIERA DECIR

Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo,
dejando sólo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.

Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.

Tú justificas mi existencia:
si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.