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viernes, 20 de mayo de 2011

Antonio Machado: "Sobre la política y la juventud"

Con el movimiento social Democracia real ya en plena efervescencia, impulsado por una juventud que hasta el momento parecía no tener sangre en las venas, no puedo resistir la tentación de recordar un texto de Antonio Machado, perteneciente a Juan de Mairena, obra crítica y llena de reflexiones interesantes, curiosas y muchas de ellas de gran actualidad, como ésta:

(Sobre la política y la juventud)

"La política, señores —sigue hablando Mairena—, es una actividad importantísima… Yo no os aconsejaré nunca el apoliticismo, sino, en último término, el desdeño de la política mala que hacen trepadores y cucañistas, sin otro propósito que el de obtener ganancia y colocar parientes. Vosotros debéis hacer política, aunque otra cosa os digan los que pretenden hacerla sin vosotros, y, naturalmente, contra vosotros. Sólo me atrevo a aconsejaros que la hagáis a cara descubierta; en el peor caso con máscara política, sin disfraz de otra cosa; por ejemplo: de literatura, de filosofía, de religión. Porque de otro modo contribuiréis a degradar actividades tan excelentes, por lo menos, como la política, y a enturbiar la política de tal suerte que ya no podamos nunca entendernos.

Y a quien os eche en cara vuestros pocos años, bien podéis responderle que la política no ha de ser, necesariamente, cosa de viejos. Hay movimientos políticos que tienen su punto de arranque en una justificada rebelión de menores contra la inepcia de los sedicentes padres de la patria. Esta política, vista desde el barullo juvenil, puede parecer demasiado revolucionaria, siendo, en el fondo, perfectamente conservadora. Hasta las madres —¿hay algo más conservador que una madre?— pudieran aconsejarla con estas palabras: “Toma el volante, niño, porque estoy viendo que tu papá nos va a estrellar a todos —de una vez— en la cuneta del camino”.

Antonio Machado (1988) Prosas completas,Madrid: Espasa Calpe. Págs. 1971-1972

Los clásicos tienen esto que se dice de los viejos rockeros, que nunca mueren. Italo Calvino en Por qué leer los clásicos afirma una idea que comparto plenamente: "Un clásico es un libro que nunca termina de decir lo que tiene que decir" El clásico siempre tiene algo de actual, y por años que pasen, sea quien sea el lector, parece que aquello que estamos leyendo ha sido escrito ahora mismo. Y ¿qué aconseja don Antonio por boca de su apócrifo Mairena? Coraje, transparencia, ética. ¡Casi nada! Y al final, para rematar la parrafada, la paradoja teñida de humor, algo muy de Mairena, para que pensemos un poco sobre esto del conservadurismo revolucionario y las madres.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Romain Rolland: Vida de Tolstói

Me ha gustado esta biografía de León Tolstói escrita por Romain Rolland un año después de la muerte del gran escritor ruso. Tolstói falleció en 1910 y un año después apareció esta biografía que la editorial Acantilado ha publicado en 2010, supongo que con motivo del centenario de la muerte del novelista ruso.

Cien años después de la publicación de la biografía de León Tolstói y con la perspectiva que da el tiempo transcurrido, es imposible no reflexionar un momento sobre el valor de la información aportada por Rolland sobre el escritor ruso. A través de esta obra accedemos, en mi opinión, al núcleo de la vida interior y motor de la obra del gran novelista.

Vida de Tolstói tiene para mí el valor de un documento cercano, inmediato, un documento de época. Pensemos que faltaban todavía seis años para la Revolución Rusa de 1917, que, aunque podemos entrever la efervescencia social y política que tenía lugar en Rusia durante la vida de León Tolstói, no es ésta el centro de atención de su biógrafo, sino las inquietudes vitales que fueron el hilo conductor de su existencia; que en 1911 su esposa, Sofía Tolstaia, nacida Behrs, vivía aún y seguía escribiendo su diario, del que se ha publicado una selección de textos no hace mucho. El diario que Sofía llevó prácticamente desde su matrimonio con León Tolstói nos ofrece una visión distinta y complementaria de la de Romain Rolland: entramos en un ámbito de intimidad personal, el de Sofía, quien, al compartir su vida con el escritor, proyecta en sus escritos la imagen del hombre de carne y hueso, no sólo del intelectual y novelista. Imagen, eso sí, filtrada por el yo de la autora de los diarios: León Tolstoi según las percepciones y vivencias de Sofía. Los diarios de Sofía, fallecida en 1919, no forman parte de la documentación utilizada por Romain Rolland.

Nada significativo de la intimidad familiar asoma en las páginas de esta biografía, si no es la incomprensión de su esposa e hijos de la que se sintió objeto Tolstói en sus últimos años de vida debido a que sus ideas religiosas y sociales absorbían toda su energía y chocaban con los intereses familiares. La obra de Romain Rolland pone el acento en la batalla que se libraba en el interior del novelista ruso: de un lado el artista, el escritor, su sensibilidad y penetración psicológica en el retrato de personajes masculinos y femeninos (recordemos a Kitty, a Ana Karenina, por ejemplo, o a Iván Ilich); de otro, el hombre preocupado por la religión, la miseria en que vivía buena parte del pueblo ruso, la hipocresía y la falta de conciencia de la burguesía culta rusa.

La imagen que nos deja es la de un hombre profundamente inquieto, inmerso continuamente en cuestiones de índole moral y religiosa, que son rastreadas a lo largo de su extensísima producción literaria, desde sus comienzos hasta su muerte. Como destaca Romain Rolland, no hay división entre vida y obra en la compleja personalidad de León Tolstói:

“No se debería hablar de la unidad de su pensamiento –jamás fue uno solo-, sino de la persistencia de los mismos elementos diversos, ora aliados, ora enemigos; enemigos la mayor parte de las veces. La unidad no reside en el alma o en el corazón de Tolstói, sino en el combate de las pasiones en su fuero interno, en la tragedia de su arte y de su vida.
Arte y vida están unidos. Jamás obra alguna estuvo más íntimamente ligada a la vida: tiene casi todo el tiempo un carácter autobiográfico. Desde la edad de veinticinco años nos ha permitido seguir a Tolstói, paso a paso, en las experiencias contradictorias de su carrera en pos de un ideal.” (pág. 13)

Esta biografía creo que gustará tanto a los lectores de Tolstói, como a los amantes de las biografías de artistas y escritores. Un estilo ágil, ameno, directo y fresco nos conduce a la vez al conocimiento del personaje y de su obra, pues, además de la documentación y de las fuentes de información citadas en las notas al pie de página, Romain Rolland incide de forma precisa sobre los valores literarios a través de citas textuales muy ilustrativas.

domingo, 15 de mayo de 2011

Literatura en el tiempo

Para empezar, en este domingo ventoso del mes de mayo, no puedo dejar de recordar el concepto de poesía como palabra en el tiempo del que hablaba Antonio Machado. Poesía. Tiempo. Habrá tal vez muchas interpretaciones según viva cada uno la poesía, o más bien la literatura. Para mí, esa palabra en el tiempo es la riqueza que proporciona la lectura y la comprensión profunda de la obra literaria. Según pasan los años, uno puede entender mejor o entender de otra manera más precisa y más rica lo que en un momento dado interesó, pero pronto quedó arrinconado por algo más nuevo.
Hay autores que uno ha leído de joven y sobre los que se vuelve al cabo de los años, de manera más o menos azarosa o bien porque interesan de otra forma por otras razones. Entonces, bajo esta nueva luz, despliegan todo un abanico de significados y vivencias que en su momento no llegaron a aflorar.