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sábado, 9 de febrero de 2013

Mario Vargas Llosa: Historia de Mayta


Historia de Mayta, de Mario Vargas Llosa, publicada en 1984, es  un relato inspirado en un hecho real, la insurrección armada que se produjo en la cárcel de Jauja en mayo de 1962, de la que el novelista tuvo noticia estando en París al ver la mención de este hecho en el diario Le Monde. Vargas Llosa sitúa los acontecimientos en 1958 y cambia los nombres de los personajes principales.

Ya me habían dicho que Historia de Mayta fue en su momento una novela muy controvertida, pues la lectura más inmediata que de ella se hizo fue a la luz de las consideraciones sobre la postura política del autor y la visión de la izquierda peruana que se proyecta en esta obra. Tengo entendido que se le ha reprochado el excesivo peso de la ideología del autor y que eso la convierte en una novela mediocre; otro aspecto que se le critica es la forma tan superficial en que Vargas Llosa trata los movimientos de izquierda en Perú. En cuanto a los valores literarios de la obra, se ha criticado, por ejemplo, la poca profundidad de los personajes.

En cualquier caso, me parece a mí, no pueden confundirse lo literario y lo histórico en los juicios de valor sobre una novela. Un texto literario es un espacio de  y para la libertad, y Mario Vargas Llosa es escritor antes que ideólogo. En Historia de Mayta Vargas Llosa parte de un personaje histórico  y de unos hechos que ocurrieron realmente. El argumento tejido en torno a la confusa historia del levantamiento armado de Jauja y a la  no menos ambigua figura de Alejandro Mayta es el pretexto para desarrollar el tema literario de la verdad como algo inalcanzable. Este mismo tema, la imposibilidad de llegar a conocer toda la verdad, fue tratado de una forma similar por Gabriel García Márquez en su novela Crónica de una muerte anunciada (1981), cuyo argumento fue extraído también de un hecho real.

A lo largo de los diez capítulos en que se divide la novela  aparecen distintos puntos de vista narrativos. La perspectiva que actúa a modo de hilo conductor es la del narrador-escritor-investigador, trasunto del propio Vargas Llosa, que va entrevistando a muy diversas personas que en el pasado tuvieron relación con Alejandro Mayta o con los hechos acaecidos en Jauja. Cada uno de los entrevistados aporta su particular visión de los hechos, convirtiéndose en narrador parcial que proyecta luz sobre un aspecto concreto de la historia de Mayta. Los testigos, sin embargo, no desean ser reconocidos, por si acaso. O bien, se curan en salud diciéndole al narrador que si son reconocidos, negarán haber dicho cuanto se ponga en su boca.

“-Si escribe algo, no me mencione para nada –me ruega Doña Josefa Arrisueño-. O, por lo menos, cámbieme el nombre y, sobre todo, la dirección de la casa. Habrán pasado muchos años pero en este país nunca se sabe. Hasta lueguito.”

Vargas Llosa plantea en la novela dos planos argumentales que actúan a modo de estructura: uno, la búsqueda de información fiable sobre la vida y la personalidad de  Alejandro Mayta, el líder socialista, que junto con Vallejos, un joven militar, promovió la insurrección de Jauja; y el otro, la historia personal de Mayta.

La búsqueda de información sobre la verdadera historia de Alejandro Mayta es presentada por el narrador como un proceso de documentación para escribir una novela. En una conversación con la hermana de Vallejos al principio de la novela, introduce ya el tema de la dialéctica entre historia-ficción y verdad-mentira, que recorrerá la novela de principio a fin:

“…Mayta era un revolucionario de la sombra. Se había pasado la vida conspirando y pelegando en grupitos ínfimos como aquel en el que militó. Y, de pronto, cuando se acercaba al a edad en que otros se jubilan de la militancia, apareció alguien que, por primera vez, le abrió las puertas de la acción. ¿Podía haber hechizo más grande para un hombre como él que, un día, le pusieran en las manos una metralleta?
-Eso es una novela –dice Juanita, con una sonrisa que, al mismo tiempo, me desagravia por la ofensa-. Ésa no parece la historia real, en todo caso.
-No va a ser la historia real, sino, efectivamente, una novela –le confirmo-. Una versión muy pálida, remota y, si quieres, falsa.
-Entonces, para qué tantos trabajos –insinúa ella con ironía-, para qué tratar de averiguar lo que pasí, para qué venir a confesarme de esta manera. ¿Por qué no mentir más bien desde el principio?
-Porque soy realista, en mis novelas trato siempre de mentir con conocimiento de causa –le explico-. Es mi método de trabajo. Y, creo, la única manera de escribir historias a partir de la historia con mayúsculas.
-Me pregunto si alguna vez se llega a saber la historia con mayúsculas –me interrumpe María-. O si en ella no hay tanta o más invención que en las novelas.”

El relato de la vida de Mayta aparece directamente vinculado al proceso de escritura y a la reflexión sobre la verdad y la mentira. Se nos cuenta la historia desde el interior del personaje, al mismo tiempo que van surgiendo numerosas contradicciones y diferencias entre lo que este parece ser y hacer y lo que dicen quienes le trataron y quienes de una forma u otra estuvieron involucrados en los hechos de Jauja, o bien son poseedores de información que interesa al narrador. Se van intercalando estos dos planos narrativos hasta llegar al décimo capítulo, en el cual el narrador-autor de la historia de Mayta halla por fin al hombre que buscaba, pero resulta ser muy diferente de lo que imaginó.

En cuanto a la trama argumental, cabe señalar que existen en ella tres líneas: la historia de Mayta, el hombre de carne y hueso, la peripecia del narrador-autor en su intento de escribir una novela sobre la vida de Mayta y una tercera, que muestra un Perú en plena convulsión política, con una izquierda totalmente fragmentada en grupúsculos irreconciliables.

Sobre este telón de fondo de un país sumido en la confusión, Mario Vargas Llosa construye una interesante novela  en la cual mantiene en vilo al lector acerca de la verdad de Alejandro Mayta y de los hechos de Jauja. La historia con mayúsculas  es el cañamazo sobre el cual se perfila la sombra de un personaje inaprehensible, como inaprehensible es la verdad  profunda de cada ser humano.  

jueves, 7 de febrero de 2013

Poema del mes. Febrero: Vicente Aleixandre


Estos días ventosos y fríos  del mes de febrero no animan mucho a salir de casa. Apetece quedarse leyendo, aprovechado los rayos de sol que animan la mañana , o sentirse abrigada mientras en la calle brama un viento que arranca ramas y tumba árboles añosos. Estaba releyendo a Vicente Aleixandre. Sus libros Espadas como labios (1932) y La destrucción o el amor (1935) contienen bellísimos poemas. Entre ellos destaco hoy dos: Corazón negro y Eterno secreto. Me han emocionado por su lirismo y por su apasionada intensidad. Estos poemas pertenecen a La destrucción o el amor.

El sentimiento y la pasión recorren sus versos. El ritmo de las frases -construidas con una sintaxis precisa en la palabra y en la puntuación-, tensado por la emoción, alcanza certero el corazón del lector.

La pena sorda y lacerante que expresa Corazón negro nos llega a través de imágenes poderosas y vivas, muy visuales, cargadas de simbolismo. Ambos poemas tratan del amor perdido, de un amor roto que deja al amante dolorido y solitario, añorando la calidez y la vitalidad que yacen muertas en su recuerdo.

CORAZÓN NEGRO

Corazón negro.
Enigma o sangre de otras vidas pasadas,
suprema interrogación que ante los ojos me habla,
signo que no comprendo a la luz de la luna.

Sangre negra, corazón dolorido que desde lejos la envías
a latidos inciertos, bocanadas calientes,
vaho pesado de estío, río en que no me hundo,
que sin luz pasa como silencio, sin perfume ni amor.

Triste historia de un cuerpo que existe como existe un planeta,
como existe la luna, la abandonada luna,
hueso que todavía tiene un claror de carne.

Aquí, aquí en la tierra echado entre unos juncos,
entre lo verde presente, entre lo siempre fresco,
veo esa pena o sombra, esa linfa o espectro,
esa sola sospecha de sangre que no pasa.

¡Corazón negro, origen del dolor o la luna,
corazón que algún día latiste entre unas manos.
beso que navegaste por unas venas rojas,
cuerpo que te ceñiste a una tapia vibrante!


 

ETERNO SECRETO

La celeste marca del amor en un campo desierto
donde hace unos minutos lucharon dos deseos,
donde todavía por el cielo un último pájaro se escapa,
caliente pluma que unas manos han retenido.

Espera, espera siempre.
Todavía llevas
el radiante temblor de una piel íntima,
de unas celestes manos mensajeras
que al cabo te enviaron para que te reflejases en el corazón vivo,
en ese oscuro hueco sin latido
del ciego y sordo y triste que en tierra duerme su opacidad sin lengua.

Oh tú, tristísimo minuto en que el ave misteriosa,
la que no sé, la que nadie sabrá de dónde llega,
se refugia en el pecho de ese cartón besado,
besado por la luna que pasa sin sonido,
como un largo vestido o un perfume invisible.

Ay tú, corazón que no tiene forma de corazón;
caja mísera, cartón que sin destino quiere latir mientras duerme,
mientras el color verde de los árboles próximos
se estira como ramas enlazándose sordas.

¡Luna cuajante fría que a los cuerpos darías calidad de cristal!
Que a las almas darías apariencia de besos;
en un bosque de palmas, de palomas dobladas,
de picos que se traman como las piedras inmóviles.

¡Luna, luna, sonido, metal duro o temblor:
ala, pavoroso plumaje que rozas un oído,
que musitas la dura cerrazón de los cielos,
mientras mientes un agua que parece la sangre!