Historia de Mayta, de Mario
Vargas Llosa, publicada en 1984, es un
relato inspirado en un hecho real, la insurrección armada que se produjo en la
cárcel de Jauja en mayo de 1962, de la que el novelista tuvo noticia estando en
París al ver la mención de este hecho en el diario Le Monde. Vargas Llosa sitúa
los acontecimientos en 1958 y cambia los nombres de los personajes principales.
Ya me habían dicho que
Historia de Mayta fue en su momento una novela muy controvertida, pues la
lectura más inmediata que de ella se hizo fue a la luz de las consideraciones
sobre la postura política del autor y la visión de la izquierda peruana que se
proyecta en esta obra. Tengo entendido que se le ha reprochado el excesivo peso
de la ideología del autor y que eso la convierte en una novela mediocre; otro
aspecto que se le critica es la forma tan superficial en que Vargas Llosa trata
los movimientos de izquierda en Perú. En cuanto a los valores literarios de la
obra, se ha criticado, por ejemplo, la poca profundidad de los personajes.
En
cualquier caso, me parece a mí, no pueden confundirse lo literario y lo
histórico en los juicios de valor sobre una novela. Un texto literario es un
espacio de y para la libertad, y Mario
Vargas Llosa es escritor antes que ideólogo. En Historia de Mayta Vargas Llosa
parte de un personaje histórico y de
unos hechos que ocurrieron realmente. El argumento tejido en torno a la confusa
historia del levantamiento armado de Jauja y a la no menos ambigua figura de Alejandro Mayta es
el pretexto para desarrollar el tema literario de la verdad como algo
inalcanzable. Este mismo tema, la imposibilidad de llegar a conocer toda la verdad, fue tratado de una forma similar por Gabriel García Márquez en su novela Crónica de una muerte anunciada (1981), cuyo argumento fue extraído también de un hecho real.
A
lo largo de los diez capítulos en que se divide la novela aparecen distintos puntos de vista narrativos. La perspectiva que actúa a modo de hilo conductor es la del narrador-escritor-investigador, trasunto del propio
Vargas Llosa, que va entrevistando a muy diversas personas que en el pasado
tuvieron relación con Alejandro Mayta o con los hechos acaecidos en Jauja. Cada
uno de los entrevistados aporta su particular visión de los hechos,
convirtiéndose en narrador parcial que proyecta luz sobre un aspecto concreto
de la historia de Mayta. Los testigos, sin embargo, no desean ser
reconocidos, por si acaso. O bien, se curan en salud diciéndole al narrador que
si son reconocidos, negarán haber dicho cuanto se ponga en su boca.
“-Si
escribe algo, no me mencione para nada –me ruega Doña Josefa Arrisueño-. O, por
lo menos, cámbieme el nombre y, sobre todo, la dirección de la casa. Habrán
pasado muchos años pero en este país nunca se sabe. Hasta lueguito.”
Vargas Llosa plantea en la
novela dos planos argumentales que actúan a modo de estructura: uno, la
búsqueda de información fiable sobre la vida y la personalidad de Alejandro Mayta, el líder socialista, que
junto con Vallejos, un joven militar, promovió la insurrección de Jauja; y el otro, la
historia personal de Mayta.
La
búsqueda de información sobre la verdadera historia de Alejandro Mayta es
presentada por el narrador como un proceso de documentación para escribir una
novela. En una conversación con la hermana de Vallejos al principio de la
novela, introduce ya el tema de la dialéctica entre historia-ficción y verdad-mentira,
que recorrerá la novela de principio a fin:
“…Mayta
era un revolucionario de la sombra. Se había pasado la vida conspirando y
pelegando en grupitos ínfimos como aquel en el que militó. Y, de pronto, cuando
se acercaba al a edad en que otros se jubilan de la militancia, apareció
alguien que, por primera vez, le abrió las puertas de la acción. ¿Podía haber
hechizo más grande para un hombre como él que, un día, le pusieran en las manos
una metralleta?
-Eso
es una novela –dice Juanita, con una sonrisa que, al mismo tiempo, me
desagravia por la ofensa-. Ésa no parece la historia real, en todo caso.
-No
va a ser la historia real, sino, efectivamente, una novela –le confirmo-. Una
versión muy pálida, remota y, si quieres, falsa.
-Entonces,
para qué tantos trabajos –insinúa ella con ironía-, para qué tratar de
averiguar lo que pasí, para qué venir a confesarme de esta manera. ¿Por qué no
mentir más bien desde el principio?
-Porque
soy realista, en mis novelas trato siempre de mentir con conocimiento de causa –le
explico-. Es mi método de trabajo. Y, creo, la única manera de escribir
historias a partir de la historia con mayúsculas.
-Me
pregunto si alguna vez se llega a saber la historia con mayúsculas –me interrumpe
María-. O si en ella no hay tanta o más invención que en las novelas.”
El
relato de la vida de Mayta aparece directamente vinculado al proceso de
escritura y a la reflexión sobre la verdad y la mentira. Se nos cuenta la
historia desde el interior del personaje, al mismo tiempo que van surgiendo
numerosas contradicciones y diferencias entre lo que este parece ser y hacer y
lo que dicen quienes le trataron y quienes de una forma u otra estuvieron
involucrados en los hechos de Jauja, o bien son poseedores de información que
interesa al narrador. Se van intercalando estos dos planos narrativos hasta
llegar al décimo capítulo, en el cual el narrador-autor de la historia de Mayta
halla por fin al hombre que buscaba, pero resulta ser muy diferente de lo que
imaginó.
En
cuanto a la trama argumental, cabe señalar que existen en ella tres líneas: la
historia de Mayta, el hombre de carne y hueso, la peripecia del narrador-autor
en su intento de escribir una novela sobre la vida de Mayta y una tercera, que
muestra un Perú en plena convulsión política, con una izquierda totalmente
fragmentada en grupúsculos irreconciliables.
Sobre
este telón de fondo de un país sumido en la confusión, Mario Vargas Llosa
construye una interesante novela en la
cual mantiene en vilo al lector acerca de la verdad de Alejandro Mayta y de los
hechos de Jauja. La historia con mayúsculas
es el cañamazo sobre el cual se perfila la sombra de un personaje
inaprehensible, como inaprehensible es la verdad profunda de cada ser humano.
es bello
ResponderEliminarCreo que la autora de este comentario comete el error de creer que Mayta es un personaje real y no una extraordinaria creación de Vargas Llosa. Tal vez inducir a ese error es el mayor merito del autor.
ResponderEliminarDe aquí para adelante Vargas Llosa se dedico más a la política hedionda que a la literatura. Todavía aquí hay un interés por mantenerse al margen, de negar la participación política partidista. Incluso en el mismo año llego a decir que no le interesaba ser político ni tenía "hambre política".
ResponderEliminarTodos sabemos lo que vino después, su afiliación religiosa a los principios del sXVIII: La civilización en contra de la barbarie, el amor al progreso moderno, la defensa de la razón y la alta cultura, la novela como raza aria de las artes, la adoración enfermiza de Jefferson y Burke, etc.
A partir de aquí, novelitas policiales (género en el cual Vargas Llosa saca segundo lugar) y vagas novelitas eróticas (donde baja a tercera, si no a cuarta). Además de las mezquinas y podridas discusiones con Ramón Rybeiros y Benedetti.
Historia de Mayta, última novela de Vargas Llosa que se lee sin vergüenza.