Siempre me ha gustado el mes de junio. En él se halla todo por hacer: se abre ante mí la perspectiva del verano -que casi nunca resulta luego ser tan bueno o tan esplendoroso como prometía entrevisto desde junio-, de las vacaciones, del sol que prolonga las tardes. El calor arranca ya un poco en serio y el mar está fresquísimo y divinamente tonificante. Parece como si junio fuera la puerta a un duradero disfrute de la vida.
Jaime Gil de Biedma tiene un poema titulado “Noches del mes de junio”, que pertenece al libro Compañeros de viaje parte de la obra Las personas del verbo, en la que se recoge toda su producción poética. Comparto con el poeta esa percepción del mes de junio como un momento del año cargado de sensaciones evocadoras, aunque las mías sean completamente distintas de las suyas.
Jaime Gil de Biedma (Barcelona 1929-1990) es uno de los principales poetas de la llamada Generación de los 50. Según confesó él mismo, descubrió su vocación poética a raíz de unas copas de más que le impulsaron a escribir un poema que ya tenía en mente prácticamente terminado durante la primavera de 1949. Su obra poética es breve. Escribió mientras tuvo algo que decir. Su visión de la poesía como algo superfluo –nunca se ganó la vida como poeta, sino como ejecutivo de la Compañía de Filipinas- e innecesario le llevó a dejar de escribir a partir de 1981, pues consideró que no tenía nada más que decir.
Sin embargo, se tomó muy en serio su tarea poética. Fue un creador riguroso y experto, un gran conocedor de la literatura española. Poseía un hondo bagaje cultural, fruto tanto de sus lecturas, como de sus viajes y de su vida social. Por el contenido, el tono y el estilo de sus poemas, Jaime Gil de Biedma pertenece a la corriente poética de cultivadores de la “poesía de la experiencia”, que, aunque son deudores de la poesía social, no comparten del todo sus presupuestos. La expresión de la experiencia de lo vivido, sin dejar de lado lo social, lo trasciende y lo supera, poniendo el acento en las vivencias individuales para extraer de ellas un contenido moral.
El lenguaje poético de Gil de Biedma posee un estilo propio e inconfundible: el coloquialismo aparentemente simple. De simple nada, pues cada frase y cada palabra ocupan un lugar previamente decidido, nada queda al azar o es fruto de la improvisación. Se trata, pues, de la voluntad de estilo.
NOCHES DEL MES DE JUNIO
A Luis Cernuda
Alguna vez recuerdo
ciertas noches de junio de aquel año,
casi borrosas, de mi adolescencia
(era en mil novecientos me parece
cuarenta y nueve)
porque en ese mes
sentía siempre una inquietud, una angustia pequeña
lo mismo que el calor que empezaba,
nada más
que la especial sonoridad del aire
y una disposición vagamente afectiva.
Eran las noches incurables
y la calentura.
Las altas horas de estudiante solo
y el libro intempestivo
junto al balcón abierto de par en par (la calle
recién regada desaparecía
abajo, entre el follaje iluminado)
sin un alma que llevar a la boca.
Cuántas veces me acuerdo
de vosotras, lejanas
noches del mes de junio, cuántas veces
me saltaron las lágrimas, las lágrimas
por ser más que un hombre, cuánto quise
morir
o soñé con venderme al diablo,
que nunca me escuchó.
Pero también
la vida nos sujeta porque precisamente
no es cómo la esperábamos.
¡Qué final tan impresionante tiene este poema! Conmueve. Nos toca misteriosamente...
ResponderEliminar"Pero también
la vida nos sujeta porque precisamente
no es cómo la esperábamos".
Un gusto pasar por aquí, Elisa.
Descubro hoy tu blog y me ha gustado; he disfrutado con el contenino que nos traes. Gracias y ánimo para continuar...Un saludo.
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