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domingo, 15 de enero de 2012

Elogio y defensa del club de lectura


Pertenezco al club de lectura de la Biblioteca Pública desde que se creó hace ya cuatro años.  ¡Es de lo más gratificante! Me encanta leer los libros seleccionados para cada curso y sobre todo leerlos pensando en lo que me parece destacable, en las relaciones temáticas que van surgiendo a lo largo de la lectura y que después podremos comentar en la tertulia literaria. Leer para poder comentar hace que me fije más en todo, que lea con ojos más críticos, con una mirada más detenida. Así es posible establecer relaciones y asociaciones de ideas que tal vez en una lectura menos atenta no acudirían a mi mente.
Me parece precioso que cada cual pueda aportar ideas y análisis acerca de la obra leída, pues no se trata de comentarios academicistas, sino de la valoración que hace cada lector desde su perspectiva. De aquí surge una gran riqueza, pues al escuchar el punto de vista de otras personas uno se fija en aspectos en los que no había reparado antes, en enfoques nuevos y diversos.
Algunas veces, la lectura comentada incide sobre hechos o vivencias de los lectores: el contexto, las situaciones, los personajes, algunos fragmentos especialmente expresivos… ¡Es la relación entre la literatura y la vida! Son momentos deliciosos en los que se comparte  algo más que el amor a la lectura a partir precisamente de ese gusto por la literatura. Afloran recuerdos, anécdotas, sensaciones. Es el fruto de todo cuanto puede encerrarse en un libro gracias al poder de la palabra.
Cada año hemos contado con la presencia del Escritor del Año y con la de algún autor invitado para hablarnos de su obra literaria. Es un privilegio poder escucharles y dialogar con ellos. Reír con ellos también.  Son encuentros inolvidables. Además de libros de autores contemporáneos, hemos leído también algunos clásicos de la literatura universal: El Quijote (el curso pasado la primera parte y este la segunda), Los persas, de Esquilo, El jardín de los cerezos, de Chéjov, entre otros. Perderles el miedo a los clásicos es un buen objetivo para un club de lectura. Hay libros que si se han convertido en clásicos es porque hay mucha gente que los ha leído y los ha disfrutado, pues han sabido entablar un diálogo vital con cada lector y por eso perduran.
Participar en un club de lectura no sólo supone la oportunidad de conocer nuevos autores y obras, es también el placer de formar parte de un grupo de personas con un interés común en principio, que luego se transforma en amistad. Se intercambian libros, se comentan novedades, películas, temas de actualidad que a veces tienen relación con lo leído.
Os animo a participar en algún club de lectura, que nadie tema nunca no estar a la altura (de quién sabe qué o quién). No se trata de demostrar que se sabe mucho de literatura o que se tiene mucha cultura, no, se trata de pasarlo bien y de disfrutar leyendo y dialogando sobre los libros. ¡Todos podemos aportar algo y todos podemos aprender de los demás! 

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