Igual que en mi otro blog, voy a ir creando cada mes una entrada con un poema destacado. Un poema que me gusta y que quiero compartir con vosotros, amigos. Los poemas no van a ser los mismos, así es más divertido y más variado. Aquí, como me lo planteo de una forma mucho más abierta que en el blog didáctico, no voy a restringirme a poetas en lengua castellana. Hoy empezaré con Fernando Pessoa, aunque bien mirado, no sé si será mejor Fernando Pessoa él mismo, Alberto Caeiro, Ricardo Reis o Álvaro de Campos. Sí, empiezo con Alberto Caeiro, el guardador de rebaños, a quien Pessoa consideraba su maestro:
Poema XXV
Las pompas de jabón que este niño
se entretiene en soltar de una pajita
son, translúcidamente, toda una filosofía.
Claras, inútiles y pasajeras como la naturaleza,
amigas de los ojos como las cosas,
son lo que son
con una precisión redondita y aérea,
y nadie, ni el niño que las suelta,
pretende que son más que lo que parecen ser
Algunas, apenas se ven en el aire claro.
Son como la brisa que pasa y casi no toca las flores
y que sólo sabemos que pasa porque algo se aligera en nosotros
y lo acepta todo más nítidamente.
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