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martes, 25 de diciembre de 2012

Sobre el buey y la mula


Frontal d'Avià
Me ha parecido muy gracioso el revuelo armado en la prensa en torno a la mula y el buey del tradicional belén navideño. A partir de un comentario de Joseph Ratzinger en su libro sobre la infancia de Jesús de Nazaret, donde dice que en los evangelios de Lucas y Mateo  -únicos textos canónicos que describen el nacimiento de Jesús-  no aparecen estos dos animales, se ha desatado una curiosa polémica acerca de si deben o no seguir figurando en los belenes. El propio Ratzinger considera que debe mantenerse la tradición.

Algunos villancicos muy conocidos, como  ¡Ay del Chiquirritín, del que cito un fragmento,  recogen la imagen de esta escena tan popular: el Niño Jesús entre los dos animales.

Ay del Chiquirritín,
Chiquirriquitín,
metidito entre pajas;
ay, del del Chiquirritín,
Chiquirriquitín,
queridín queridito del alma.

Por debajo del arco del portalito,
se descubre a María, José y el Níño.

Ay, del Chiquitín...

Entre un buey y una mula Dios ha nacido,
y en un pobre pesebre le han recogido.

Ay, del Chiquitín...

A propósito de las figuras del buey y la mula, he leído hoy dos textos que recomiendo vivamente a todos quienes se interesen por temas de iconografía y mitología. El primero es una entrada de Margarida Muñoz, del blog Medievalistes en bloc, que explica detalladamente y de forma muy documentada el origen de la presencia de estos animales en los pesebres;  el otro es un texto del libro de Joseph Cambell Imagen del mito, en el cual este autor ofrece una interpretación del significado del buey y la mula.

A la entrada titulada “…un bou i un ase el van adorar” podéis acceder mediante el enlace. El texto de Campbell lo reproduzco a continuación, pues no es muy largo. En mi opinión, ambos textos se complementan e ilustran tan simpático tema.


“La presencia en los relatos del Cristo Salvador de muchos de los temas más apreciados de las antiguas mitologías paganas constituye una reconocida y reiterada característica de los primeros siglos de la era cristiana. Por ejemplo, el significado del asno y el buey en la escena de la Natividad debió de ser perfectamente obvio para todo el mundo en el siglo IV d.C., puesto que tales eran los animales con los que se representaba en esa época la rivalidad entre los hermanos Seth y Osiris. Su inclusión en la nueva escena habría significado, en primer lugar, la reconciliación  de los opuestos en la persona de Cristo: “Más yo os digo: amad a vuestros enemigos” (Mateo 5, 44); y, en segundo lugar, que en el nacimiento, muerte y resurrección del nuevo Salvador se cumplían, histórica y realmente, las promesas sólo prefiguradas como simples mitos en los cultos de los dioses paganos: “Porque”, como leemos en un texto del siglo II, la llamada Segunda Epístola de Pedro, “cuando os dimos a conocer el poder y la venida de nuestro señor Jesucristo, no seguimos sutiles mitos, sino que fuimos testigos directos de su grandeza” (II Pedro I,16).


De manera semejante, la imagen de los magos […] con el gorro frigio asociado por aquel entonces con el dios salvador persa Mitra, debió de ser una clara indicación de que incluso los seguidores de ese poderoso rival del cristianismo habían reconocido y adoraban ahora al recién nacido rey. De este modo, las promesas y aspiraciones de todos los misterios de la Antigüedad se mostraban reunidas en el evangelio de esta sola encarnación histórica del único y verdadero Dios.


La noche del 25 de diciembre, fecha en la cual se estableció finalmente el nacimiento de Cristo, era exactamente la de la celebración del nacimiento del salvador persa Mitra, quien, como encarnación de la luz eterna, nacía a la medianoche del solsticio de invierno (entonces datado el 25 de diciembre), en el momento del año en que empezaban a predominar las horas de luz sobre las de oscuridad.”

                                         Joseph Cambell, Imagen del mito. Atalanta. Girona: 2012 (págs. 57- 58)

A mí me encanta leer sobre estos temas. Si habéis llegado hasta aquí, gracias por seguirme, deseo que los textos os hayan gustado. ¡Hasta pronto!

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