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domingo, 3 de julio de 2011

Poema del mes. Julio: Constantino Kavafis

¡Hay tantos poetas que me gustan! Constatino P. Kavafis (Alejandría, 1863-1933) es uno de ellos. Es un poeta especial e inconfundible, tiene una voz propia y una temática que hacen que cuando se le ha leído una vez resulte para siempre inolvidable. No es para leerlo con prisas. Hay que buscar un rincón de silencio y soledad, donde nadie moleste, y entonces sumergirse en sus poemas. Hojear el libro, revisar el índice, escoger los poemas un poco al azar, dejándose llevar por los títulos y después, en una segunda lectura, entrar de verdad en la lectura de Kavafis.

Es cierto que hay poemas que ya son clásicos, como "Ítaca", o "El dios abandona a Antonio", pero hay muchos otros que sin ser tan famosos son también bellísimos y llenos de contenido, como este que presento hoy traducido por Pedro Bárdenas de la Peña:

IDUS DE MARZO
(1911)
Teme, alma mía, la grandeza.
Y si no puedes vencer tus ambiciones,
con cautela y precaución secúndalas.
Cuanto más adelante vayas,

estate más atenta y avisada.

Y cuando llegado hayas a tu cénit, un César ya,
cuando de un hombre afamado tengas porte,
entonces, en especial cuando salgas a la calle,
ilustre señor con tu cortejo,
si por ventura de entre la gente se te acerca
algún Artemidoro con un escrito en la mano
y aprisa dice: "Lee esto de inmediato,
es un asunto de importancia que te atañe",
no dejes de detenerte. No dejes de aplazar
cualquier charla o trabajo. No dejes de alejarte
de cuantos por saludarte se arrodillan
(más tarde los verás); que aguarde incluso
el mismísimo Senado y conoce al punto
el grave escrito de Artemidoro.

Tengo dos libros sobre Kavafis que recomiendo a cualquiera que se interese por conocer la obra de este gran poeta helenístico: Carne y tiempo (Lecturas e inquisiciones sobre Constantino Kavafis) de Luis Antonio de Villena, editado por Planeta, y Cavafis,  número de  la revista Litoral dedicado al escritor. De esta última publicación extraigo un breve texto de W. H. Auden sobre aquello que hace tan especial a Constantino Kavafis.

“¿Qué es pues lo que de los poemas de Cavafis sobrevive a su traducción y nos conmueve? Algo que sólo se me ocurre llamar, con la mayor inadecuación, un tono de voz, un discurso personal. He leído traducciones de Cavafis de muchas manos distintas, pero cualquiera de ellas era inmediatamente reconocible como un poema de Cavafis; nadie más que él podría haberlo escrito. Al leer cualquiera de sus poemas tiene uno la impresión de que lo leído revela a una persona con una perspectiva única del universo. Aun cuando no deje de parecerme muy sorprendente, tengo la certeza de que el lenguaje de la autorrevelación es traducible. Mi conclusión a ese propósito es que la sola cualidad común a todos los seres humanos sin excepción es su singularidad: cualquier característica que en un individuo pueda considerarse compartida con otro, como ser pelirrojo o hablar inglés, supones la existencia de otras cualidades individuales que la clasificación fundada en aquella característica excluye. Por consiguiente, en tanto que producto de una cultura determinada, un poema es difícil de verter en los moldes de otra cultura; sin embargo, en la medida en que sea expresión de un ser humano único, su apreciación resulta tan fácil o tan difícil para una persona de una cultura ajena coo para una persona del grupo cultural al que el poeta pueda pertenecer.
Si la importancia de la poesía de Cavafis reside en la singularidad de su tono de voz, nada tiene el crítico que decir, porque la crítica sólo puede hacer comparaciones. Un tono de voz único no puede ser descrito; puede ser sólo imitado, es decir, parodiado o citado.”

1 comentario:

  1. Maravilloso despertarme esta mañana con tu blog y las presencias de Cavafis y Auden juntas, dos de mis poetas más queridos. Gracias por compartirlo.

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